"El porqué la luna parece triste o cuando la luna quiso bajar a la tierra"
La luna observaba la tierra y curiosa de saber cómo sería la
vida de los seres humanos, decidió bajar.
Así, se dejó caer.
Cayó en el
desierto y, sintiéndose sola, comenzó a llorar.
Su llanto fue largo y abundante, tanto que se crearon surcos
en la arena por los que corrían ríos de lágrimas.
En ese río surgió la vida y atrajo al ser humano a vivir a
sus orillas.
La luna nunca más estuvo sola, fue feliz y compartió durante
años su vida en la tierra.
Evidentemente, la luna volvió a subir a lo más alto, girando a nuestro alrededor y sigue observándonos.
Ya no está triste, ya no llora, a veces parece sonreír con sus afiladas comisuras.
(Lo escribí en Granada, un día de
verano, en el que todo lo que veía me parecía estar tan triste a la vez que esperanzador).
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